domingo, 23 de septiembre de 2018

UTMB- 2018

Han tenido que pasar unas semanas hasta sentarme y organizar todos mis pensamientos respecto a lo que paso en UTMB. Posiblemente porque para mi sigue siendo difícil reconocer un fallo que cometo con frecuencia, saltarme la primera regla que hay que cumplir cuando te enfrentas a un reto de estas características; priorizar la salud. Intento no castigarme porque reconozco que la línea entre el rendimiento y el sobreesfuerzo es muy fina, y a veces no sabes  en que  lado de la calle estás. Más aún si has puesto toda la carne en el asador y te sientes comprometida con tu trabajo y todo lo que has sacrificado a nivel personal.

Dice mi psicóloga deportiva; Raquel, que el día que no me salte el límite, daré un paso gigante hacia la madurez deportiva, y yo así lo creo. Pero después de tantos años corriendo, creo que voy retrasada en la lección. Y aunque lo tengo muy claro con la gente que entreno,  siempre ha sido difícil aplicar lo que sé para mi.

El entrenamiento previo fue igual que otros años, me concentre en el CAR de Sierra Nevada con la ayuda de la FAMU, RFEA y de mis patrocinadores.  Las sensaciones fueron muy buenas, venia de dos meses de continuidad ayudada como siempre por el asesoramiento de Borja Rubio y después de recuperar la lesión del mundial, gracias a unas plantillas que solucionaron mis problemas de gemelo en  foot & motion (Sergio Guirao) y eso me hacia estar optimista. Además esta vez tenia una visión de la carrera, gracias a la experiencia del año pasado.

Además, contaba con otro gran apoyo, la ayuda de mi nutricionista Ana Mateos (Nusade),  mi alimentación estaba más ordenada y encima tenia la suerte de que Ana es una tia encantadora con la que además he entablado una gran amistad.

Tal vez baje  algo cansada  de sierra nevada y fue entonces cuando un insignificante uñero  dio la cara el fin de semana previo a la carrera. Al principio no le di importancia hasta que empezó a dolerme la cabeza de forma continuada. Así que  el lunes, justo antes de salir  dirección Chamonix, visita obligada al médico y no me quedo otra opción que tomar antibióticos, que intentaría contrarrestar con la ingesta de pro-bioticos. Nadie tiene la culpa de esto, son cosas que pasan, pero lo importante es como se actúa ante esta situación. Trate de quitarle importancia al tema, y decidí contarle al menor número posible de personas lo que me pasaba, porque he aprendido que repetir continuamente que  tengo algún problema , me predispone a  dar por hecho, cosas que pueden no ser así, los expertos los llaman PNL (programación neurolinguística).

Esos días estuve excesivamente pasiva, David me animaba diciéndome que el cuerpo es sabio y estaba guardando fuerzas para la carrera. Aunque una vocecita en mi interior me decía que los antibióticos darían la cara,  pensé que merecía la pena intentarlo.

Llega el día de la carrera hasta las 16 h estoy tumbada en el sofá, veo llover  desde la ventana y aun no me creo que vaya a salir a correr 170 km. En un ratito estoy equipándome, en este momento   siempre me acuerdo de mi amigo y osteópata Ramón,  que me dice  "parecéis astronautas con tantas cosas,  para correr no hacen falta tantos cacharros" . Ese pensamiento me gusta, porque me relaja y le quita hierro al asunto, al fin y al cabo se trata solo de correr. Todo lo que utilizamos son pequeñas ayudas, pero al final quien esta preparado superará  todos, o a casi todos, los imprevistos, que la montaña le ofrezca.

Llego al acceso a la línea de salida y allí me animo más, veo a mi compañero Juanjo Larrotcha y a mi amiga Uxue. Nos refugiamos de la lluvia, nos damos suerte y abrazos. Uxue tiene una atmósfera especial, creo que va a ser su carrera, me alegro por ella, se lo merece y presiento que lo va a conseguir.

Ya estamos en carreras los primeros km una locura como siempre, voy con el grupo de Uxue, Manu Vilaseca, Jo Meek y  Yulia ... El ritmo es excesivo y Uxue  se gira y nos dice     -Van muy fuertes ¿os fiáis de mi? , yo contesto rápido y rotundo -Por supuesto- la experiencia manda .

fotos: David Gutierrez

Decido empezar a conectar conmigo misma, los primeros km hay muchos estímulos externos  que me desconcentran, el público, las demás corredoras... Pero lamentablemente cuando decido buscarme, encuentro todas las respuestas a mis preguntas de los últimos días... -No estoy , no tengo  fuerza  en las subidas...¿dónde estás Tere?

Mi grupo se va, me quedo cerca de Juliette que  luego quedará en 6 posición,  intento no perderla porque es buena rueda, pero parezco sedada y finalmente la dejo marchar. La lluvia no cae sobre mi, la lluvia cae dentro de mi, me erosiona, me desgasta  y no me queda otra opción que plantearme qué voy hacer,  las cosas no marchan bien y estoy a principio de carrera. Decido llegar a Contamines, allí tomaré decisiones con David, pero mi plan inicial es intentar llegar hasta Courmayeur y allí si no cambian las cosas tendré que desistir en mi intento, así que le digo que se preparé para lo peor y  que traiga ropa seca.

Salgo del avituallamiento, sé que desde ese punto hasta Italia, viene la zona en la que peor corro, porque es de noche  y porque  es una zona algo más técnica y embarrada cuando hay lluvia. Me doy  tregua y decido bajar ritmo y no machacarme. Otra vez me encuentro con Manu, me encanta correr con ella porque siempre puedes disfrutar de una sonrisa alegre, de una gesto amable, en definitiva tiene una energía muy positiva.

Justo antes de llegar a Courmayeur he tomado suplementos, que me han hecho  encontrarme un poco mejor y eso ha influido en mi ánimo. Me da rabia empezar a pensar que puedo terminar la carrera, porque dentro de mi hay una lucha entre mis dos razones.

David me comenta que sigo más de una hora  mejor que mi tiempo del año pasado, que ahora saldrá el sol y empezaré a ir mejor. Finalmente decido salir,  no analizo objetivamente la situación, solo me preocupo de que el grupo de chicas con el que he llegado no salga sin mi,  me limito a seguir . Pregunto como va mi amiga Uxue y salgo sin pensar.

Desde Courmayeur hasta Champex lac, voy  robotizada, y con bastantes altibajos. Las cosas siguen sin funcionar,  así que me agarro al momento en el que voy  mejor para superar luego el tramo malo. Intento arrancar de mi los  pensamientos negativos y poner en marcha todas las estrategias mentales que he trabajado en mi preparación. Es una lucha entre mi motivación que esta por los suelos y mi determinación por llegar..

Cuando llego a Champex Lac, veo que Manu vuelve a tener problemas con la visión, otra vez siento la rabia, porque no se lo merece, pero tengo que seguir con mi carrera, se que tiene una gran asistencia que la ayuda a superar esos malos momentos.  Vienen las últimas tres subidas, que para mi son  lo más importante, donde realmente se superan las 100 millas.  Me consuela el hecho de no tener problemas con la comida, e intento darle mucha importancia a ese hecho  para animarme y plantear el último tramo. Vuelvo a sentir algo de felicidad, tal vez termine.

El último tramo me parece el más horribles de toda la carrera, zonas de mala pisada, muy difíciles de correr, y además con barro y anocheciendo. Me tengo que limitar a terminar porque ya estoy aquí y no enfadarme con el terreno. 

Lo hago  consigo mi meta ya veo Chamonix, pero  ¿qué ha sido de mi ?  ¿dónde estaba? ni siquiera me siento en meta. David me dice. que he conseguido mantener esa hora ventajas bajar mi marca. Pienso que esta bien, me alegra , pero  me enfado por no haber disfrutado más de la carrera, aunque muchas personas pensarían que disfrutar en  estas pruebas  es de locos, yo sé que se puede  hacer, porque lo he hecho, solo que esta vez la partida era otra.

Hoy desde la distancia, reconozco que he quitado hierro al asunto, porque aunque me haya tocado hacer más de un par de visitas al hospital, una rabdiomiliosis, una gripe y una anemia, por la bajada de defensas que acumule. Reconozco que sigo teniendo ganas de volver a ponerme las zapatillas, de aceptar los errores que cometí e intentar aprender de ellos. Pero sobretodo liberarme de la culpa, tal vez estas letras me ayuden

"Siempre que eliges pierdes algo" ¿merece la pena? quizá al final del camino encuentre la respuesta  Miriam García 

Foto : José Miguel Muñoz






miércoles, 27 de junio de 2018

LA HUELLA DE ELEFANTE



Si tuviera que dejar alguna huella en este mundo, no tendría ninguna duda, me gustaría que fuera de elefante; grande y profunda. Que mostrara un camino largo y sosegado; lleno de esperanza y por qué no? algo difícil de seguir.

Tal vez siempre me he sentido un poco elefante en esto de las carreras de trail, por eso llevo en mi espalda la imagen de “Ganesha”, el elefante blanco sagrado. Este animal grande, arrugado y grisáceo, me cautiva porque es símbolo de fuerza, sabiduría y soledad. Resistentes ante la adversidad, en la India  significa “él que abre los caminos y destruye  los obstáculos”.

Desde siempre, mi vida apareció marcada por la adversidad, hasta el punto que más de una vez me han dicho, que “la busco”. Y yo, no lo niego, pero siempre respondo, que tal vez sea mi forma de crecer.  Y claro que no quiero ser "masoca", y recrearme en el lodo, pero prefiero vivir una vida profunda, llena de equivocaciones, luchas y emoción, que sentirme dormida en el desván de las horas muertas, esperando a que me pasen las cosas.

Correr sola en la montaña, me ha ayudado  a saber escucharme, a conectarme a mi misma y aprender  de mis miedos, mis inseguridades y aceptar mis limitaciones. También a forjar  mi capacidad de superación, que me hizo crecer desde bien pequeña, cuando a las 12 años, el traumatólogo me dijo que “era mejor buscar otro  deporte para mi, que tal vez correr no era el más indicado, dada mi constitución”.

Por aquel entonces no había escuelas, ni pistas de atletismo con el equipamiento adecuado, las cosas no eran tan fáciles como ahora. Porque hace 27 años no se corría para  buscar   premios, ni patrocinadores, ni el reconocimiento de unas redes sociales que hoy nos invaden. No tenia grandes marcas, pero a mi lo que me gustaba era sentirme libre,  escapar de mis preocupaciones de una niña de 11 años y  mejorar cada día, porque eso me hacía sentir bien. No era consciente que correr marcaría mi forma de ser para siempre, que me haría disciplinada conmigo misma y  que eso también me ayudaría a conseguir otras metas que me prepusiera. 

Que traería a mi vida momentos muy buenos, pero también otros muy duros, de los que me tendría que sobreponer. Todo para preparar a la persona que hoy soy y poder conseguir el mejor de mis sueños.

Por eso este  12 de mayo cuando disputábamos el Mundial de Trail en Castellón, y la adversidad toco a mi puerta, supe como responder; "ven estoy preparada, llevo toda una vida entrenando  para estar a la altura”, cerré los ojos y despertó ese elefante que llevo dentro.  Encamino los pasos lentos, pero directos hacia la mejor de las metas; SER CAMPEONAS DEL MUNDO.

Entonces la adversidad cobro su sentido y el elefante feliz, descanso en paz.


“El único día fácil fue ayer”, lema de los Navy Seals